Capri y la Costa Amalfitana: Embrujo mediterráneo

Hotel Punta Tragara.

Aunque a mediados del siglo XIX volvía a los mapas gracias a los viajeros que recorrían el famoso Grand Tour, no fue hasta entrado el nuevo siglo cuando esta parte del sur de Italia despertó de su siesta a la sombra de los limoneros. Fue la jet-set americana la que convirtió a la Costa Amalfitana y a la pequeña joya de la isla de Capri en los destinos glamourosos que aún siguen siendo hoy. Es cierto que artistas como el compositor Richard Wagner y la escritora Virginia Woolf ya habían disfrutado de su belleza, pero, como sigue sucediendo en la actualidad, no hay mejor campaña de marketing que aparecer en una película o que las estrellas del celuloide tomen el sol en tus playas. Y de ello se benefició y mucho el pueblo de Ravello, una de las bellas localidades de la llamada Costa Amalfitana, que se extiende entre quiebros y requiebros a lo largo de unos cuarenta kilómetros desde Maiori a Sorrento. Así fue como Greta Garbo, Jackie Kennedy o Humphrey Bogart quedaron para siempre ligados a alojamientos como el Hotel Caruso Belvedere (www.hotelcaruso.com).

Hoteles históricos

El legendario establecimiento situado en el palacio D’Afflitto fue restaurado y abierto de nuevo hace seis años por la lujosa cadena Orient-Express Hotels. De entre sus 48 habitaciones y suites, la mayoría con vistas al mar, destaca la Jackie O, con terraza, jardín y piscina privada. Aunque no hay que sufrir si no se puede optar por ella porque la infinita y climatizada piscina abierta a todos los clientes es espectacular. Como casi todos los establecimientos hoteleros de la zona, cierra en invierno, una regla que no cumple el también histórico Palumbo (www.hotelpalumbo.it), abierto todo el año. Con tan sólo 17 habitaciones y suites, cuatro de ellas se encuentran en el nuevo anexo, la Casa Palumbo, con una decoración moderna que contrasta con el clasicismo del resto del hotel. Otro que no cierra sus puertas es el Grand Hotel Excelsior Vittoria (www.exvitt.it), situado en Sorrento y que lleva acogiendo viajeros desde 1834. A sus terrazas con vistas a la bahía de Nápoles y al Vesubio se asomaron Alejandro Dumas, Oscar Wilde y Enrico Caruso. La mayoría de sus habitaciones y estancias públicas, como el impresionante restaurante Vittoria, conservan el espíritu lujoso y divertido de la Belle Époque.

Con estrella

Aunque el Palazzo Sasso (www.palazzosasso.com) es otro histórico de Ravello –aquí Wagner compuso parte de su Parsifal–, en este palacio del siglo XII los aromas son contemporáneos gracias al restaurante Rossellinis. Sus dos estrellas Michelin vienen dadas por la sofisticada cocina napolitana que elabora el chef Pino Lavarra. El mimo no se queda sólo en las cocinas sino que también llega a las 32 habitaciones y suites, equipadas con sábanas de la lujosa casa italiana Frette y cosméticos de Bulgari en los baños.

Cursos de cocina

El también exclusivo hotel Il San Pietro di Positano (www.ilsanpietro.it) luce una estrella gracias a la cocina de tintes creativos que elabora el chef Alois Vanlangenaker, del que es posible aprender algo más que trucos gracias a los cursos de cocina que ofrece el hotel. Otro aliciente que se añade al de las omnipresentes vistas al mar, ya que cada una de sus 62 habitaciones cuentan con soberbias panorámicas al Mar Tirreno.

Sólo el mar

Otro de los hoteles que presume de ofrecer todas sus habitaciones con vistas al mar es Santa Caterina (www.hotelsantacaterina.it), el hotel más lujoso de Amalfi. Regentado por la misma familia desde hace generaciones, aquí estuvo alojada la mediática pareja Brad Pitt y Angelina Jolie cuando rodaron la película Mr. & Mrs. Smith, justo antes de comenzar su relación. De entre las 66 habitaciones y suites del hotel, puede que alguno de ellos se alojara en la llamada Romeo y Julieta, un romántico cottage asomado al borde del acantilado. También en Amalfi se encuentra el Grand Hotel Convento di Amalfi (www.ghconventodiamalfi.com), incluido en la NH Collection Hotel, la categoría más exclusiva de la cadena. Abierto hace dos años tras una profunda restauración, en este antiguo monasterio del siglo XII se ha apostado por una decoración limpia y moderna que no distraiga de la belleza exterior, que asoma en todas sus habitaciones. La misma filosofía aparece en Casa Angelina (www.casangelina.com), en cuyas 39 habitaciones y suites el blanco es el absoluto protagonista, sólo roto por el azul del Tirreno y las obras de arte dispersas por los espacios comunes.

Aislado en Capri

A la pequeña isla situada en el Golfo de Nápoles sólo se va a olvidarse del mundo porque, entre otras cosas, mucho más no se puede hacer. Uno de los refugios favoritos de los famosos es el exclusivo Caesar Augustus (www.caesar-augustus.com). Su piscina desbordante es de las que dejan sin palabras, al igual que las vistas sobre el Vesubio. Las formaciones rocosas Il Faraglioni, por su parte, protagonizan las panorámicas de Punta Tragara (www.hoteltragara.com), una antigua villa renovada por Le Corbusier. De entre sus 44 habitaciones decoradas individualmente, destacan las espectaculares suites Artsuite y Penthouse, de diseño contemporáneo.

Selección Viajar: Le Sirenuse, la Italia mágica

“Hemos estado en el Sirenuse, una vieja mansión patricia transformada en hotel de primera categoría. (…) Cada habitación tiene su terracita que da al mar azul hasta las islas de las Sirenas, donde esas damas cantaban tan dulcemente”. Era el escritor John Steinbeck el que escribía estas palabras en la década de los 50, tras pasar un invierno en Positano, en una antigua casa de verano que no hacía mucho había abierto sus puertas como hotel. El también escritor Alberto Moravia le había animado a conocer este pueblo, “uno de los más bellos lugares de Italia”.

Ahora no es posible pasar el invierno en Le Sirenuse, a pesar de que la cartera lo permitiera, ya que sólo abren desde abril hasta octubre. Aunque menos tranquila, sin duda es la mejor época para disfrutar de este hotel, que sigue estando, como decía Steinbeck, entre los de primera categoría. La antigua mansión del siglo XVIII está llena de las antigüedades y colecciones de la aristocrática familia Sersale, la misma que atendió al escritor americano y que aún sigue al mando del hotel. De entre sus 59 habitaciones y suites, decoradas en estilo clásico con pequeñas concesiones contemporáneas, hay que elegir a partir de la categoría Deluxe Sea View si se desea disfrutar de las vistas al mar desde la propia estancia. Limoneros, buganvillas, fucsias y madreselvas adornan los espacios exteriores del hotel, incluyendo la terraza donde se encuentra la piscina. Una de las últimas apuestas del establecimiento es su Spa, diseñado por la arquitecta italiana Gae Aulenti, encargada en su día de la reforma del Museo d’Orsay de París. La línea de aceites y cosméticos de Aveda son usados para su amplio menú de tratamientos y masajes, algunos de los cuales se pueden disfrutar en pareja en el nuevo Spa Suite. Y si lo que apetece es salir de excursión, el hotel ofrece a sus clientes sin recargo extra paseos diarios por la costa a bordo de una antigua barca de madera.