Parques naturales de EE UU: El salvaje Oeste americano




La ruta recorre Yellowstone, Mesa Verde, el Gran Cañón, Yosemite y el Secuoia and Kings Canyon.
Desde Montana hacia California, pasando por Colorado y Arizona, esta ruta nos acerca un poco más a las exageradas dimensiones que tiene todo en el país del extra large. Y es que la mejor forma de disfrutar de este viaje es echarse a la carretera, aunque todos los parques naturales que aquí se proponen cuentan con aeropuertos cercanos.




No dar de comer a los osos

Nuestra ruta comienza en el que probablemente es el Parque Nacional más querido del país: Yellowstone. En parte se debe a que fue el primero de una lista que llega ya a los casi 400 parques. En 1872 un joven Estados Unidos, que aún no había cumplido su primer centenario, decidió proteger esta inmensa zona de casi 9.000 kilómetros cuadrados y toda la flora y fauna que en ella habitaba. Sus habitantes más famosos son los osos pardos, que comparten hábitat con lobos, manadas de bisontes y alces. Prevenir un encuentro poco amigable entre visitantes y plantígrados ocupa gran parte de la labor de los rangers del parque. Una de las principales razones es que se trata de una especie autóctona en peligro. La otra es que la imagen del Oso Yogui zampándose las canastas de emparedados de los visitantes es más aterradora de lo que puede parecer en principio. Los osos tienen un gran olfato y no dudarán en destrozar coches o tiendas de campaña para conseguir comida, así que seguir las recomendaciones a este respecto es un tema que no debe tomarse a broma.
Otra de las grandes atracciones del parque es su concentración de fenómenos termales, la más diversa y mejor conservada del planeta. Cuenta con más de 300 géiseres, dos tercios de los que podemos encontrar en todo el mundo, que, combinados con más de diez mil fumarolas, aguas termales, charcos de burbujeante barro y un volcán activo, crean un mundo sorprendente difícil de igualar. No es de extrañar que se encuentre en la lista del Patrimonio de la Humanidad.




Hacia los orígenes

Antes de llegar al mítico Cañón del Colorado bien merece una parada un curioso Parque Nacional que nos acercará a los orígenes de la civilización americana. En la zona llamada Four Corners, donde confluyen los Estados de Colorado, Arizona, Nuevo México y Utah, se encuentra el Mesa Verde National Park. Los anasazi, ancestros de los actuales indios pueblo, vivieron en esta meseta arbolada, que se eleva sobre el actual Estado de Colorado, entre el año 200 y el 1500. Pero no fue hasta los últimos cien años que comenzaron a habitar las oquedades abiertas en los acantilados, construyendo así pequeñas ciudades que destilan una belleza espectacular y desconocida. Actualmente el parque protege más de dos mil sitios arqueológicos.

Champán y helicópteros

El Gran Cañón es el epítome de la naturaleza a la americana, es decir, a lo grande. Con una longitud de 446 kilómetros que divide en dos al Estado de Arizona y una profundidad que en algunos puntos alcanza los 1.500 metros, es posiblemente el Parque Nacional más espectacular y, sin duda, el más cinematográfico del país. La forma más glamurosa de conocerlo es aterrizar sobre su lecho en un helicóptero que nos traerá desde la vecina ciudad del pecado, Las Vegas, para tomarnos una copa de champán rodeados de la historia de los últimos dos mil millones de años de nuestro planeta, que se puede leer en sus diversos y coloridos estratos. Si en cambio preferimos un contacto más directo con su monstruosa naturaleza, lo mejor es el senderismo. Puestos a elegir, el borde norte es más agreste, tiene un clima más inestable y requiere una mayor destreza, pero también es el menos masificado y el más auténtico. Otras formas de conocer el Cañón pasan por descender el río en canoa o bajar hasta él en un no menos emocionante paseo en mula.

Un final de película

Al atravesar el túnel de la carretera 140, ya en California, entramos de repente en un valle de película, Yosemite Valley. Un paisaje espectacular que parece sacado de una escena de Hollywood, con espectaculares cascadas que descienden sobre paredes de granito de varios cientos de metros y con la mole de El Capitán como protagonista imprescindible en toda producción.  Yosemite National Park es el tercer Parque Nacional del país y consiguió este estatus gracias a los esfuerzos, en una época en la que la conciencia medioambiental aún andaba en pañales, de un apasionado de la zona, John Muir. También fue este escritor y naturista el que estuvo detrás de la fundación de la primera organización ecologista del mundo, el Sierra Club.

Rodeado de bosques protegidos, Yosemite encuentra su continuidad en el Secuoia and Kings Canyon National Park, lo cual permite continuar el recorrido por las maravillas de la Sierra Nevada californiana. En este parque vive el General Sherman, la secuoya que ostenta el título del ser viviente más grande del planeta. Otra singularidad de este parque es su política contra incendios, o más bien, a favor de. Tras setenta años luchando contra ellos, los naturistas del parque han aprendido que las secuoyas están perfectamente adaptadas a los fuegos periódicos y que, de hecho, se sirven de ellos para crear un hábitat adecuado para el crecimiento de las jóvenes secuoyas.

Selección Viajar: “Cabañas” para presidentes

El alojamiento dentro de los Parques Nacionales está muy regulado. Existen zonas de acampada y diversos hoteles, que suelen estar gestionados por una misma entidad. Estas concesiones suelen variar según los parques, así que lo mejor es consultar la página oficial de parques nacionales (www.nps.gov).

En el caso de Yellowstone, la empresa es la Xanterra Parks & Resorts (www.yellowstonenationalparklodges.com) y cuenta con nueve establecimientos dentro del parque. El más lujoso es también el más antiguo, de 1891. Se trata del Lake Yellowstone Hotel, un edificio de corte victoriano protegido como emplazamiento histórico. En un estilo más campestre están las Roosevelt Lodge Cabins, muy cerca del lugar de acampada preferido del presidente que les da nombre. Y entre las construcciones más modernas destaca el Old Faithful Snow Lodge, construido en 1999.

Mucha gente visita el Gran Cañón desde algunos de los lujosos resort-casinos de Las Vegas. Para alojarse dentro del parque es imprescindible visitar la web www.grandcanyonlodges.com (gestionada por la misma empresa que en Yellowstone) y reservar con anterioridad. El más emblemático de los siete alojamientos que proponen es el Tovar Hotel, que data de 1905, aunque sufrió una remodelación en 2005, y que ha alojado, entre otros, al presidente Roosevelt y a Albert Einstein. Entre las opciones más rústicas, el Bright Angel Lodge, diseñado por la afamada arquitecta Mary E. J. Colter en 1935 y registrado como lugar histórico. Es el punto de partida de los viajes en mula.

En Yosemite (www.yosemitepark.com), el Ahwahnee, construido en los años 20, es el hotel más lujoso. Ha recibido a varios presidentes americanos y a la reina de Inglaterra. Se trata de un edificio fascinante en su mezcla de estilos, que van de lo indio a lo persa, pasando por el art decó. El más antiguo de los hoteles del parque es, sin embargo, el Wawona, una construcción en madera blanca, más propia de una plantación del sur que del salvaje oeste californiano. En las remotas praderas y bosques subalpinos de Yosemite, los High Sierra Camps son el equivalente silvestre de un hotel de cinco estrellas y resultan apenas un poco más baratos.