Palacios de India: Dormir como un maharajá

El Rambagh Palace, de la cadena Taj, la joya hotelera de Jaipur.

Hace poco más de medio siglo la India estaba dividida en unos 600 estados principescos, cada uno con su propio gran rey, que eso es lo que significa el término maharajá. Con la vanidad propia de quien ostenta altos títulos, los más ricos competían por demostrar tanto a sus súbditos como a los reinados vecinos la magnitud de su poder. Y con la llegada de los ingleses, en muchos casos esta demostración se tornó aún más ampulosa, levantándose palacios que incluso intentaban rivalizar con el esplendor de las construcciones reales europeas. Aquellas familias aristocráticas perdieron sus privilegios reales cuando la India se independizó del Imperio Británico en 1947, tomando cada una dispares caminos. Algunos de los centenarios palacios cambiaron de manos, otros acabaron en poder del Estado y los hay que aún permanecen ligados a la misma familia, alquilados en parte o en su totalidad a cadenas hoteleras de lujo. Habitaciones ampulosas, salones con estucos y murales, jardines soberbios y terrazas abiertas a paisajes de ensueño se ofrecen al viajero descubriéndole no sólo parte del fascinante patrimonio del país sino también el hedonismo propio de aquellos últimos maharajás que parecían vivir como si el futuro no pudiera alcanzarles nunca.

Aposentos reales

Algunos de los más antiguos y refinados palacios donde dormir entre brocados y olor a sándalo se encuentran en el estado de Rajastán. Como Umaid Bhawan Palace (www.tajhotels.com), una de las residencias privadas más grandes que jamás se hayan construido y que fue terminada tan sólo tres años antes de la independencia de la India. Diseñado por un arquitecto inglés, el edificio conjuga influencias de ambas culturas, como el art decó presente en la decoración interior, las influencias renacentistas de su cúpula de 32 metros de alto o la tradición Rajput existente en las torres del palacio. De sus 347 estancias, 64 están destinadas a las habitaciones y suites que ofrece la exclusiva cadena Taj, mientras el resto permanece aún en manos de la antigua familia real de Jodhpur. De hecho, cada año, desde el 15 de diciembre y durante un mes, se celebra en el palacio el cumpleaños del actual maharajá, Gaj Sing II. Una fecha a tener en cuenta si se quiere sentir aún con mayor intensidad que se ha viajado en el tiempo. Otra joya del Rajastán que también ofrece Taj es el Rambagh Palace, el palacio hotel más magnífico de la ciudad de Jaipur. Además de sus 79 habitaciones y suites, algunas de las cuales fueron las cámaras del antiguo maharajá y su familia, el hotel cuenta con una soberbia piscina interior y un Spa alojado en dos tiendas situadas en sus fabulosos jardines, que son el verdadero orgullo de la residencia. El príncipe Carlos de Inglaterra y Jacqueline Kennedy han sido algunos de los célebres huéspedes que se han alojado en este palacio.

Al sur de Rajastán

En torno a la romántica Udaipur se encuentran otras de las residencias más espectaculares de la India. Como el Lake Palace, localizado en medio del lago Pichola, o el Devi Garh (www.deviresorts.in), un palacio fortificado construido durante el siglo XVIII. Situado a unos 28 kilómetros de la ciudad, este fuerte era una de las tres principales entradas al valle de Udaipur. Su contundente presencia exterior desaparece por completo una vez se cruzan sus puertas y se descubren sus salones y sus 39 suites. Los ricos brocados y las sedas aquí se encuentran contenidos, integrados en una exquisita decoración contemporánea que huye de la ampulosidad de otras residencias. Entre los mejores rincones del hotel donde tumbarse a leer o admirar el bello paisaje de las colinas de Aravali destacan, además de sus piscinas, la habitación Ram y la Seesh Mahal, abiertas también como escenario de cenas íntimas.

Terrenos de caza

Las más de 2.400 hectáreas de terreno que rodean al Gajner Palace (www.hrhhotels.com) lo convierten en un auténtico refugio para los amantes de la naturaleza. Situado a orillas de un lago, al norte del Rajastán y en las cercanías de la ciudad de Bikaner, se construyó a principios del siglo XX como un palacio de caza para el maharajá Ganga Singh, quien llevó a su estado principesco la electricidad y el tren.

Prueba de ello es la antigua estación que aún permanece levantada en los terrenos de este hotel de 45 habitaciones, trece de las cuales son las mismas suites que en su día alojaran a los altos dignatarios británicos que visitaban al maharajá. Aunque las escopetas ya no se pueden usar, sí que se puede disparar con la cámara mientras se pasea por sus terrenos mientras se buscan antílopes, como la gacela de la India y el nilgó o toro azul. Como contrapunto al lujo indio, y si el viaje lo permite, es interesante explorar las residencias veraniegas que los ingleses construyeron en las montañas colindantes para soportar los sofocantes veranos del país. El aire fresco del Himalaya convirtió a Shimla en su destino preferido. Allí se encuentra el lujoso alojamiento Wildflower Hall (www.oberoihotels.com), un hotel de la exclusiva cadena Oberoi que cuenta entre sus instalaciones con uno de los campos de golf más altos de Asia.

Selección Viajar: Taj Lake Palace

La espectacular imagen de este palacio cuasi flotante reflejándose en las aguas del lago Pichola posiblemente ha convertido a este lujoso hotel situado al oeste de la ciudad de Udaipur en el más famoso del país. Incluido en los listados de los mejores establecimientos para una estancia romántica, hubo un tiempo en que la humedad y el abandono casi lo transformaron en un fantasma, una ruina varada que el escritor Pierre Loti describió en “lenta descomposición entre los vapores húmedos del lago”. Corría finales del siglo XIX y no fue hasta la década de 1960 cuando este soberbio palacio de mediados del siglo XVIII se restauró, pasando a convertirse en un hotel. Dicen que fue una sugerencia de Jacqueline Kennedy a sus amigos, la familia de los maharajás, que aún siguen ligados tanto a esta residencia veraniega como al Palacio de la Ciudad, situado a orillas del mismo lago y también convertido en alojamiento –el lujoso Shiv Nimas– y en una de cuyas alas vive el actual maharaná, que es como se conoce en Udaipur a sus reyes.

Detrás de sus muros de mármol se esconden patios, pequeños jardines, estanques, mosaicos, frescos y bajorrelieves, aunque quizás lo más bello esté en el exterior, en las vistas que se contemplan desde sus 66 habitaciones y 17 suites, sobre todo aquellas que dan al Palacio de la Ciudad. Una de las más bellas estancias es la llamada Shandra Prakash, una de las Grand Royal Suite, cuyo nombre significa Brillo de la Luna. La Jal Tarang, de la misma categoría, tiene un jacuzzi con vistas al lago rodeado de ventanales acristalados, cuya opacidad se puede regular para buscar una mayor intimidad. El hotel cuenta también con piscina, Spa y cuatro restaurantes, aunque para una experiencia única ofrece además la posibilidad de cenar en un pontón situado en el lago o en una íntima terraza localizada en una de sus torres. Entre sus ofertas figuran la de disfrutar de un masaje en su barco Spa, alquilar un coche de época para dar paseos por la zona o admirar la puesta de sol desde una embarcación ceremonial de 150 años de antigüedad.