La Ruta de los Alpes de Baviera está considerada uno de los grandes tesoros paisajísticos centroeuropeos. Transcurre por todo el sur del land de Baviera, desde Lindau y el lago Constanza, al oeste, hasta Berchtesgaden, al este, a lo largo de 480 km. Atraviesa montañas escarpadas, castillos de fantasía, valles plácidos, lagos turquesas y bosques negros. A principios de primavera o de otoño son los momentos más mágicos para recorrer esta ruta y vivir con intensidad un paisaje que aturde por su intensa belleza. En invierno es un paraíso para los esquiadores y los deportes de nieve. En verano, multitudes de atletas de ciudad pasean por su fantástica red de senderos mientras que otros mejor preparados hacen montañismo y escalada. En muchos puntos la vía alpina se entrecruza con la Ruta Romántica y la Ruta de los Castillos.
Casonas con wifi
En toda la Ruta de los Alpes de Baviera hay alojamientos situados en enclaves soberbios. La tradición turística de esta región viene de tan antiguo como la hospitalidad de su gente. Resulta una experiencia inolvidable alojarse en una casona típica, construida en madera, con tejados de piedra y coronadas con una torreta. Son casas que llaman la atención por su apariencia achatada y, sobre todo, por sus múltiples ventanas, sus fachadas decoradas con viveza, los ornamentos de madera tallada y —si se está de suerte— por un balcón infinito que resigue todo el primer piso. En otras ocasiones, también resulta muy agradable pasar la noche en una antigua herrería, una posta de diligencia rehabilitada o un hospital de campaña recuperado con esmero. En la mayoría de los casos son negocios regentados durante generaciones por la misma familia, un aspecto que siempre es proclamado con satisfacción manifiesta. Y aunque la tradición no quita la modernidad, siempre sorprende ver coquetas habitaciones ambientadas en estilo rústico provistas de acceso a Internet y televisión por cable con pantalla plana.
Castillos desde la habitación
En Hohenschwangau, cerca de Füssen, al este de la Ruta de los Alpes de Baviera, el Schlosshotel Lisl es un hotel centenario y desde sus dos habitaciones de la esquina —precisamente—, decoradas con paneles de madera tallada, se contemplan dos soberbios castillos reales: Neuschwanstein y Hohenschwangau, famosos respectivamente por su inmaculada arquitectura fantástica y grandeza, y porque entre sus almenas pasó la infancia el rey Luis II de Baviera. Unos kilómetros más al oeste, Oberammergau, entre el castillo de Linderhof y la abadía de Ettal (ambos de visita recomendable), es un pueblo famoso por las representaciones de su Pasión sacra y por su tallas de madera. En su centro peatonal, el Hotel Alte Post era ya una posada por allá 1612. Hoy presenta una atractiva fachada decorada y habitaciones de elegante estilo rústico. Es regentado por la familia Preisinger desde finales del siglo XIX.
Dormir en la montaña
También en esta zona, pero algo más al sur, a las afueras de Garmisch-Partenkirchen, se alza sobre una colina el Grand Hotel Sonnenbichl, de cara a la cordillera de Wetterstein, con el Zugspitze (2.962 m), el pico más alto de Alemania, ya casi en la frontera con Austria. En 1800 se construyó aquí una herrería y a finales de aquel siglo el edificio se transformó en el Palace Hotel, que atraía a la nobleza europea y aposentados empresarios. Luego, durante la Segunda Guerra Mundial se transformó en un hospital militar. Se reconstruyó en la década de 1960 y fue vendido a un amigo próximo del sultán de Omán, huésped usual del establecimiento, y ya en 2010 pasó a ser propiedad de la empresa suiza Monaco Luxury Hotels & Resorts.
También en las cercanías de Garmisch-Partenkirchen, por una senda que tomaba el rey Luis II para dirigirse a una de sus reservas de caza, entre montañas, bosques y prados se yergue a 1.030 metros de altitud Das Kranzbach Hotel & Wellness Retreat, una casa solariega edificada en 1913 por la aristócrata británica Mary Portman, en el estilo modernista de la época, con ampliaciones posteriores. Además de sus habitaciones y suites, ofrece una coqueta cabaña en la linde del bosque donde se siente la conexión plena con la montaña.
Palacio blanco
Muy cerca, en Mittenwald, el Hotel Post es un chalé-hotel ante la esplendorosa cordillera de Karwendel. En el siglo XVII se detenía aquí la diligencia que llevaba correo y viajeros por los Alpes bávaros. Hoy es un cómodo hotel con 73 habitaciones, apartamentos y suites, una envidiable terraza y una celebrada cocina con especialidades locales de caza, entre otros platos. Quizás por eso dispone de una peculiar colección de cornamentas de ciervo. Más allá, siguiendo la Ruta de los Alpes de Baviera, en Bernau, en la región del Chiemgau y a un paso del lago Chiemsee —y a una zancada de Ashau, donde se ubica la exquisita Residenz Heinz Winkler—, el Hotel Bonnschlössl, en un precioso palacio blanco del siglo XV, con torreones espigados, ofrece un surtido menú de tratamientos de belleza y relax, el desayuno en una terraza de ensueño y paseos románticos por su jardín y bosques cercanos.
Selección Viajar: Residenz Heinz Winkler, refugio de gourmets
La Residenz Heinz Winkler se encuentra en la localidad de Aschau im Chiemgau, entre las ciudades de Múnich y Salzburgo (Austria), cerca del lago Chiemsee, al pie de las montañas meridionales del estado de Baviera, en plena Ruta de los Alpes de Baviera. Se trata de una residencia en el más puro sentido de la palabra: un oasis de paz y tranquilidad, y un refugio para los gourmets. En el año 1989, Heinz Winkler adquirió una vieja casona medieval, la remodeló de arriba abajo y creó su Residenz con una fusión de elementos modernos y tradicionales. Hoy, este refugio posee 32 habitaciones y suites, algunas con balcón, terraza o acceso al jardín, con vistas soberbias, y donde la atención a los detalles es una de las características más distintivas. Cada suite muestra su propio carácter. Las suites Jardín y Maisonette ofrecen un área de estar en la planta baja y el dormitorio en la planta superior. La suite Residenz, la joya de la casa, une la comodidad con una vista espectacular de las montañas de la región del Chiemgau. Las habitaciones (en diferentes categorías: deluxe, superior y estándar) están equipadas con gran confort.
El Laconium es un área de tranquilidad y solaz, de ambiente sensual y decoración con reminiscencias del mundo antiguo. Posee piscina, sauna finlandesa, sauna romana y un tepidarium (cuarto de baño de agua tibia). La gastronomía es un aliciente de la Residenz Heinz Winkler. Dispone de varios restaurantes: el Veneciano (Venezianisches Restaurant), el Salón del Jardín (Gartensalon) y la Bóveda de Mozart (Mozartgewölbe) para eventos especiales. En el Restaurante Veneciano, de aires clásicos italianos, late el corazón de la casa. En un ambiente luminoso y alegre se despliega una cocina de primer nivel internacional, no en vano Heinz Winkler ha sido galardonado varias veces con tres estrellas Michelin. Posee una amplia bodega de más de 25.000 botellas. La Residenz dispone también de su propio Spa: el VitalResort. En un ambiente sereno de lujo y relajación, se ofrecen toda clase de tratamientos de belleza, salud y bienestar.