En suajili, la lengua vehicular del este de África, safari significa simplemente “viaje”, pero después de que el explorador y arabista R.F. Burton comenzara a utilizarla en inglés, esta palabra cambió de significado para designar las cacerías de grandes mamíferos exóticos. La iconografía de estos safaris cinegéticos y el aura de romanticismo que les envuelve ha quedado bien reflejada en el cine, en películas como Las nieves del Kilimanjaro (1952), basada en el relato homónimo de Ernest Hemingway; Mogambo (1953), de John Ford; Hatari (1961) de Howard Hawks, y, más recientemente, Memorias de África (1985), basada en el libro homónimo de Karen Blixen. La imagen de estas películas inspira a la de los verdaderos safaris desde entonces, incluidos los incruentos safaris fotográficos en los que no se da caza a los animales sino que simplemente se les observa y fotografía, y de paso se ayuda a conservarlos.
El estilo safari
La estética de los safaris clásicos no sólo se aprecia en las ropas de color caqui, saharianas, sombreros de tipo chambergo y motivos cebrados o de piel de leopardo sino, sobre todo, en la decoración de los lodges o albergues de lujo. El mobiliario de estos hospedajes situados en los parques nacionales de África suele ser de madera y de cuero, con elementos decorativos basados en la fauna o las etnias africanas, tales como pieles de cebra, cornamentas, taburetes, mesas y mesitas basadas en muebles tribales, y con elementos retro que crean una atmósfera romántica, evocativa de un pasado colonial. Antes sólo al alcance de unos pocos privilegiados, los safaris fotográficos pueden realizarse actualmente de una forma más económica, en tiendas de campaña o en someros bungalós y con vehículos de ocho o más personas, o bien de un modo más costoso, en lodges más o menos lujosos, algunos de los cuales ofrecen todas las comodidades de un hotel cinco estrellas, y con guías expertos que hacen de copilotos en vehículos todoterreno autorizados a salirse de las pistas. Precisamente estos últimos están muy extendidos en Sudáfrica, donde se encuentran algunos de los mejores lodges del continente en las grandes reservas que están en manos privadas.
Parque Kruger, lujo africano
En realidad, las reservas privadas son una fórmula casi exclusiva del Kruger, el más célebre y visitado parque sudafricano. Es en ellas donde se encuentra el verdadero lujo africano con los alojamientos más impresionantes de cuantos se ofrecen en África para realizar safaris. Cualquier amante del buen gusto quedará realmente impresionado, ya que lo que se ofrece en ellos es realmente excepcional: artesanía exclusiva, manteles de lino, alfombras persas, mayordomos privados y un nivel gastronómico excelente son sólo algunos pequeños detalles que los convierten en únicos y en los verdaderos culpables del éxito de este tipo de turismo. La mayoría de las reservas privadas se encuentran al suroeste del parque, en las áreas conocidas como Timbavati, Klaserie, Thornybush, Manyeleti, Mala Mala, Sabi Sabi y Sabi Sand. Una de las opciones más exquisitas es el campamento de lujo Camp Jabulani (www.campjabulani.com), en Kapama Game Reserve. Con la garantía que supone pertenecer a una cadena de gran prestigio como Relais & Chateaux, Jabulani ofrece seis suites decoradas al más alto nivel y permite un máximo de doce invitados. La intimidad, pues, está asegurada. Lo mismo sucede en el Lion Sands Ivory Lodge (www.lionsands.com), cuyas únicas seis villas, todas ellas con un enorme y bello ventanal, tienen su propia piscina privada, climatizada. También al más alto nivel está Mala Mala Rattray’s (www.malamala.com), en Sabi Sand, donde, además de disfrutar de las comodidades típicas de un hotel, se garantiza el avistamiento de los grandes mamíferos de la sabana.
“Lodge” de reyes
Sin embargo, uno de los lodges más exclusivos es Earth, en Sabi Sabi (www.sabisabi.com). Es el más sorprendente y el más singular. Construido bajo tierra, desde el exterior sólo se perciben los techos cónicos por donde entra gran parte de la luz a las habitaciones. Cada suite ocupa cien metros cuadrados –la presidencial, 236–, posee servicio personalizado, piscina particular en el exterior y una decoración exclusiva. Por si todo esto fuera poco, los clientes pueden acercarse al Spa Amani y disfrutar de los más avanzados tratamientos de belleza y masajes corporales. Un santuario que simboliza una nueva era en el concepto de safari lodges. Próximo a Earth está Selati (www.sabisabi.com), ocho suites magníficas con techos de paja, baño propio y ducha exterior privada. Fue aquí donde se alojaron los Reyes de España cuando, de visita oficial por Sudáfrica, pasaron unos días en el Kruger. Juan Carlos ocupó la suite Lourenço Marques y doña Sofía la suite Ivory. Hay otras muchas posibilidades en el Kruger y sus zonas colindantes (Sabi Sabi, Singita, Londolozi, Ulusaba, Mala Mala, Exeter, Ngala y Mostwari). Todos ofrecen la posibilidad de vivir una experiencias verdaderamente excitante, sintiendo a pocos metros la presencia de los animales salvajes.
Selección Viajar: Singita Game Reserve
La Sabi Sand Reserve consiste a su vez en varias reservas privadas, entre ellas la Singita Game Reserve, que cuenta con tres lujosos lodges (Ebony, Boulders, Castleton), cada uno de ellos con su propia decoración. Los dos primeros tienen 12 magníficas suites provistas de un gran living con chimenea y suntuosos cuartos de baño, además de varios comedores y piscinas, un Spa, un gimnasio y una bodega. Con su ecléctica mezcla de colores, materiales y texturas, las suites del Ebony Lodge son el epítome del confort elegante, sin dejar de ser acogedoras e íntimas. Y desde sus terrazas con vistas al río Sand no es raro ver elefantes, búfalos o antílopes pastando a escasos metros.
La Boulders Lodge, que también ofrece vistas al río Sand, conserva en el centro mismo de su bodega el enorme canto rodado –boulder– que le da nombre y su decoración, con reminiscencias de los años cincuenta, combina muebles tribales con confortables sillones y sofás. Y el Castleton Camp, por su parte, comprende una “alquería” con paredes de piedra, terrazas y un comedor que sirve sabrosos platos y vinos añejos de Sudáfrica, además de seis suites dispersas por el jardín, todo ello decorado con elementos retro que crean un ambiente de lujo sobrio.
Ya en el interior del Kruger, aunque dentro de una concesión privada que asegura excepcionales observaciones de fauna, la cadena Singita tiene otros dos lodges igualmente lujosos: Lebombo y Sweni, también con suntuosas suites y con bellas vistas a algunos de los mejores paisajes del Parque Kruger. Los Singita no son, obviamente, los únicos lodges de la Sabi Sand Reserve, puesto que cada una de las reservas privadas de las que se compone la Sabi Sand –Mala Mala, Exeter, Londolozi…– tiene sus propios lodges lujosos, con magníficas vistas y con posibilidades de observar a grandes mamíferos. Aunque el viajero también podrá oír en estos alojamientos los estremecedores rugidos de los leones y las risotadas de las hienas –y durante el día, los cantos de innumerables pájaros–, puede que en ninguno de ellos se sienta tan a gusto, tan bien servido y tan rodeado de un lujo discreto como en los hoteles de Singita